En este mundo se conocen cosas y lugares nuevas constantemente. Algo que me generó curiosidad fue conocer un club swinger. No tenía ni la menor idea de cómo era realmente este tipo de club, y menos en Santiago. Mi única referencia eran algunas películas como la de “Eyes wide shut” de Tom Cruise y Nicole Kidman, aunque imaginaba que no sería algo así.
Empezamos a buscar cuales era los clubs en Santiago y las referencias que tenían. Luego de conversar con algunas parejas y seguir sus recomendaciones, decidimos ir a uno que queda en la comuna de Buin. Contactamos al número de WhatsApp y nos enviaron los términos que debíamos aceptar en caso de asistir. Algunas reglas básicas como el uso del teléfono, vestimenta y respeto.
Una pareja que conocimos por Instagram nos comentó que ellos también irían ese sábado. Vamos a llamarlos Andrés y Sofía. No los conocíamos en persona, así que queríamos aprovechar de conocerlos. Aunque íbamos sin muchas expectativas… queríamos conocer el club y la dinámica.
Llegamos al lugar, algo lejos de nuestro departamento. La entrada era muy discreta, con un estacionamiento amplio. El día estaba frío, así que íbamos bien abrigados. Nos acercamos a la puerta y nos recibe una chica, quien nos pregunta si era la primera vez que íbamos, le respondemos que sí. Nos dice que debemos registrarnos y esperarla para hacernos un tour por el lugar.
Primero conocimos la pista de baile, la cual era amplia, con mesas a los alrededores. Habían algunas personas bailando. Luego fuimos a las distintas habitaciones, algunas eran más amplias, con camas y sofás. Nos comentó que en algunas zonas sólo podían ingresar parejas y no tercer@s. También tenían un cuarto con varios jacuzzis. En ese momento aún no había nadie las habitaciones.
Luego de conocer todo el lugar, dejamos nuestros abrigos para buscar una mesa y pedir unos tragos. De pronto un chico se me acerca y me dice “¿Patrick?”, lo miré nuevamente y me di cuenta de que era Andrés. Lo saludamos y fuimos a donde estaban sentados. Conocimos también a su pareja Sofía.
Mientras conversábamos con ellos, aprovechaba de mirar a las personas que estaban en el lugar. Noté que prácticamente todas las personas eran algo mayores a nosotros y en nuestro caso intentamos buscar parejas con edades similares a las nuestras. Sin embargo, nuestro plan no era intercambiar parejas ese día. Queríamos darnos el tiempo de conocer este tipo de club.
Le comentamos a los chicos que queríamos bailar, y ellos también se animaron. Fuimos a la pista y cada uno estaba bailando con su pareja. Un ambiente muy relajado. Me gustó el hecho de que habían pocas personas y podíamos bailar cómodamente. También pedíamos tragos sin hacer una fila enorme como suele ocurrir en un club A (No swinger).
Luego de un rato los chicos nos dicen que van a ir una de las habitaciones. Nosotros también queríamos ir, así que les decimos que los acompañaremos. Nos daba un poco de nervios pensar que ahora sí habrían personas en las habitaciones. Entramos a las más pequeña, pero no había espacio, recuerdo una pareja estaba teniendo sexo y en el otro sofá un chico le realizaba sexo oral a una chica.
Fuimos a otra habitación y también estaba full. Así que volvimos a la pista de baile. Bailé un rato con Sofía mientras Camila bailaba con Andrés. Aunque ambos eran guapos y buena onda, creo nos faltó algo de esa química necesaria para hacer algo más.
Intentamos nuevamente ir a las habitaciones y esta vez conseguimos un espacio. Camila se sentó sobre mí y empezamos a besarnos, Sofía y Andrés hicieron lo mismo. Al otro lado de la habitación había otra pareja también jugando. Era excitante estar en un ambiente así.
Empezamos a quitarnos la ropa y mientras Camila me hacía sexo oral podía ver como algunas parejas entraban a la habitación, y sin decir nada sólo se quedaban mirándonos. En un comienzo fue un poco extraño, ya que eran como tres parejas sólo mirando. Era como si en algún momento iban a levantar una hoja con un número para votar según nuestro performance.
Me desconcentré un poco, pero luego pensé “Si nos quieren ver, que sea algo que disfruten”. Empezamos a calentarnos cada vez más y nos quitamos la ropa. Acosté a Camila para hacerle sexo oral, podía sentirla mojada, tocaba sus senos al mismo tiempo. Me detengo, me siento y ella se sube, luego de algunos roces ya estábamos teniendo sexo.
Mientras esto ocurría las parejas sólo seguían mirando. Puse a Camila en cuatro, con su mirada hacia las parejas, coloqué mis manos sobre sus hombros para hacerlo con más fuerza. Ella gemía de placer. Me excita ver mucho como los senos de Camila se mueven mientras se lo hago en cuatro y quería que los demás vieran lo mismo.
Luego de un rato, escuchamos gemidos que venían de la habitación de al lado. Decidimos parar e ir a ver que estaba ocurriendo. Esa habitación tenía una cama muy grande y podíamos ver muchas personas sobre ella. Era difícil entender que sucedía, eran muchos cuerpos desnudos sobre la cama.
Volvemos al lugar en el cual estábamos, pero ya las otras parejas se habían ido. Nosotros seguimos teniendo sexo y disfrutando el momento. Debo reconocer que, aunque en un comienzo fue un poco incómodo tener sexo mientras otras parejas sólo miraban, ahora extrañaba el público.
Ambos llegamos al orgasmo y nos vestimos para ir de nuevo a la mesa en la cuál estábamos sentados. Conversamos un poco más con Andrés y Sofía sobre como la estábamos pasando y que nos había parecido la experiencia. Eran las 4:00 am y llegó el momento de despedirnos.
Fue una experiencia que nos agradó. Poder estar en un ambiente relajado y conociendo la onda en la que todos estábamos era rico. Y algo muy importa, siempre existió respeto. Quedamos con ganas de conocer otros clubes… quizás en algún momento les cuente sobre otras experiencias que hemos tenido en estos lugares.